LA VIDA EN VIÑETAS: DEL DDT A SUBTERFUGE COMIX

Quien me conozca un poco, bien sabe lo mucho que me gustan los comics, y quien haya estado en mi casa, así lo ha podido comprobar. Uno de mis primeros recuerdos se remontan a mis 6 o 7 años, cuando de manera sistemática, cada domingo iba con mi padre a un kiosco de la Glorieta de Iglesias a comprar un tebeo, bien un “Mortadelo y Filemón” o un “Zipi y Zape” o el que era mi favorito, el “DDT”. También consumía “El Jabato”, “Capitán Trueno”, “El Guerrero del Antifaz” y, si amigos, “Roberto Alcázar y Pedrín”. Mis hermanas se decantaban por “Lily” o “Esther y su Mundo” que por supuesto también leía, eso si, en la clandestinidad absoluta, faltaría más. Y, aunque tampoco fueran unos entusiastas del género, mi padre devoraba cada volumen de “Astérix de Obélix” y a mi madre le dio, afortunadamente para mi, por “El Hombre Enmascarado”, el fantasma que camina al que tantas horas de mi vida, y aun hoy, he dedicado.

Vamos, que el mundo de la viñeta siempre ha estado de una manera u otra presente. Así que lo primero que me propuse cuando inicié esa aventura llamada SUBTERFUGE fanzine, era que en éste tuviera mucha presencia, de hecho, en el editorial del numero 0 lo dejo bien claro : “Prometemos mucho cómic”. A todo esto, tengo que decir que también yo lo intenté y que me pasé horas de mi vida bajo al luz del flexo, robando tiempo al sueño y a los estudios, intentando dibujar. Y digo intentando por que no pasé de ahí. En mi defensa tengo que decir que ahora mismo cuento con una legión de fans de mis garabatos, compuesta por mis hijos Nicolás y Carlitos, y a los que les encanta verme con un lápiz dibujando “Monstruos”, sus favoritos.

Bueno, el caso es que empecé a buscar a gente que pudiera colaborar en Subterfuge. Recuerdo que el primer fichaje fue “Enginer”, que tocaba el Farfisa en LOS MACANA, y que dibujaba historietas de “El Doctor Moco”. Después llego Murky, de los míticos PATRULLERO MANCUSO y hoy el 50% de esa joya radiofónica que es “Melodías Pizarras”, con sus jamadas como “Tomate” ( una suerte de precuela de “Los Tomates Asesinos” de Troma por cierto) o “El Parto”. Un poco más tarde, Miguel A. Núñez, ahora mismo reputado dibujante y uno de mis favoritos, llegó con las historias de “Ángel el Aberrante”. También Núñez firmo la portada de “Blood & R´N´R”, la referencia numero 1 del catálogo de Subterfuge. Ladrón me escribió desde su guarida levantina ( la vía epistolar era la mas utilizada), y me empezó a enviar cientos de legajos producto de su incontinencia artística y genial, llenando las paginas del fanzine de historietas que cada vez se embrutecían más… y que nos encantaban. Historias como “El Pacto” serían hoy de juzgado de guardia. Junto a él parimos la idea de hacer uno de los números, concretamente el 9, el primer volumen de una trilogía llamada “Especial Comix Brutal” y que de alguna manera se convirtió en un “a ver quien es más bestia que yo” llegando a los límites de muchas cosas, el gore era algo light y lo incorrecto infantil, había que ir a “más”…y así se hizo. De hecho confieso que muchas cosas hoy no hubiese publicado ni consumido, y que incluso alguna de ellas me dio un problema, más o menos serio, años después en otra historia que algún día contaré. Creo.

Y llego Borja Crespo, y con él, el entusiasmo, primero cediendo historietas, publicando el mini álbum  “The Splatter Family” después escribiendo textos multidisplinares (es la persona con más capacidad para hacer un montón de cosas a la vez, y que encima las hace bien), más tarde dirigiendo y coordinando “Subterfuge Comix”, “Subterfuge Video Nasties” y un otras acciones chulísimas como nuestra participación en varias ediciones de “Festival de Cine Fantástico y de Terror” de San Sebastián. Creo que Crespo se merece una glosa en HorrorVacui sobre las miles de cosas que hemos hecho juntos y así lo haré.

En paralelo, y por intermediación de Su Majestad Mauro Entrialgo, conocí en una de esas noches interminables de la Malasaña en la recién estrenada década de los 90,  al que ese momento era mi ídolo gráfico indiscutible, que después se convirtió en amigo ,y al que debo gran parte del éxito y  de la personalidad reconocible de la compañía, el simpar e ilustre artista universal Miguel A. Martín, que tuvo a bien diseñar la carpeta, y bautizar incluso, del disco de los debutantes Sexy Sadie y su “Draining Your Brain” que incluía por cierto su hit eterno “In The Water”. Tras un montón de colaboraciones de todo tipo : carteleles, flyers, merchandising etc, en 1996 diseña el primer volumen de la serie “Stereoparty” que religiosamente aparece de manera anual y a la que nos mantendremos fieles pese a los avatares que nos da esta reconversión digital que tan infelices nos hace a los amantes del formato físico, de cualquier tipo de producto. Vale, que escuches la música en el portátil o Ipad e incluso en el teléfono, pero ¿leerte un tebeo en la pantalla?, ay Dios…. Con él también cumplí un sueño editándole, bajo la marca de Subterfuge Comix, un álbum titulado “Sicotronic Records” y que dentro de lo que supone su particular e inevitable universo, tenía más de un guiño al día a día de una compañía como la nuestra, cosa que me hace destilar orgullo cada vez que releo esas páginas. A día de hoy sigue siendo la pieza más valiosa del engranaje Subterfuge, mas importante, y con respeto, que la propia música  que hemos editado durante estos años.

De la mano de Crespo, y paisano de Martín, llego Enrique Lorenzana y su delirante “Shit Rain”, una oda escatológica a la deposición en un marco de fantasía Disneyriana, que se hacía especialmente brillante con el reconocible trazo del leónes, hoy reputado historietista para diversas editoriales americanas, pura línea clara que realzaba las turgencias y el detalle como nadie. Su primer álbum para la casa, y sin abandonar la senda del trasero, sus aledaños y consecuencias, lo titulo “Anal Infection”. Junto a Ladrón y Borja crearon “La Línea Tremenda”  a la que llamaron así para desmarcarse del por entonces manido término “Gore”. Y anda que no dieron momentos de gloria, verlos juntos por la oficina era una experiencia única. El bueno de Ladrón, porque a pesar de la bestialidad que trasmite en sus historias (“Speedball”,”La Mocopandilla”,”¿Dónde están las tripas matarile?”) es de los buenos buenos. También tendría un buen post repleto de anécdotas, como el día que le convencimos de que había ingerido un producto tóxico y para lo que necesitaba urgentemente ingerir un antídoto llamado… Couldina. Creo que aún se escuchan las risotadas procedentes de la farmacia de Augusto Figueroa.

Inolvidables fueron también las participaciones en el Salón del Comic de Barcelona, donde llegamos a ganar las setenta y cinco mil pesetas del premio al mejor fanzine y liando unas buenas farras, con la Línea Tremenda y sus acólitos al frente de ellas, tridente del “Todo a 100” en mano.

El caso es que tuvimos fortuna con algunos lanzamientos, que nos proporcionó un cierto músculo financiero, pudiendo llevar a cabo ese viejo sueño de crear Subterfuge Comix, editorial independiente y para cuya coordinación se traslado Crespo desde su Bilbao natal. A partir de ese momento empezamos a editar maravillas como el debut en formato álbum del genial e inconfundible Paco Alcázar “Escarba Escarba” y después un comic book, el formato de moda antes de la eclosión de la “novela gráfica”,  titulado “Porque te gusta”. La recuperación para la casa de Miguel B. Nuñez e “Interferencias”. El irreverente minimalismo de “El Rey de España” y “Cabrón” o “El infierno de Dante” de los Gallego Bros. Chema García a la tinta y Borja Crespo al guión firmaron “Diox Exterminador” y de García en solitario es el maravilloso “Xavier Fugaz”. Daniel García y “Putnich” me hicieron pasar un rato de los buenos y el hoy brillante director de cine, Koldo Serra retomó el camino de cabeceras míticas como “Rufus”,”Vampus” o “Creepy” en “Historias Horripilantes”.

Mención especial para  “Freaks in Love” de Sergio Córdoba, quizás la obra publicada con más renocimiento a todos los niveles…¡reedición incluida!. Un compendio de comic indie, con referencias musicales explicitas, que se convirtió en un exitazo en los primeros albores de la década de los 2000…una lastima no haber guardado una de esas camisetas tan chulas que hicimos. Caso aparte también es  Javirrollo  y “La Cebolla Asesina” primero en cómic book y luego en álbumes con portada de tapa dura que volaron rápidamente de los estantes de las tiendas. La revolución de las verduras contra las frutas en un delirio gráfico, rotundo e inimitable.

La llegada de la revolución digital, la transformación del modelo negocio y la cautela ante los tiempos que se aproximaban, hizo que se tomara la, creo acertada, decisión de criogenizar la editorial. Hasta estos días, que bajo la batuta, no podía ser de otra manera, del ínclito Borja Crespo, una troquelada y vistosa portada firmada por Martín, y bajo el auspicio de Autsaider comics (editorial censada en Mallorca, pero dirigida magistralmente por el euskaldún Ata), se ha editado “Subterfuge Comix. “25 años más allá del underground. Desde ya se me antoja proponéroslo como lectura obligada para que comprendáis todo lo expuesto, y como objeto en posesión dado que me da que en breve se convertirá en preciado objeto de coleccionismo. 

A todo esto mi vida sigue rodeada de cómics, de hecho, durante este ultimo año que nos hemos dedicado a recordar estos últimos 25 años, no han sido pocas las veces que esas imágenes se han convertido en viñetas. Y sigo consumiendo tebeos, por supuesto. No con la glotonería de antaño, pero si con el mismo planteamiento, disfrutar e introducirme en sus paginas desde el segundo cero, entrar en la historia y observar de cerca a los personajes, ser uno más, aunque tenga que defender un planeta en peligro de extinción, conocer la obra de un personaje ilustre biografiado, ayudando una chapuza a Pepe Gotera y Otilio, o surcar las estrellas montado en una bonita tabla cromada de surf. De eso se trata. A la felicidad por la tinta.

SUBTERFUGE INVASIÓN

1993, Subterfuge había cumplido cuatro años y teníamos que celebrarlo. La idea era organizar una gira con varios grupos, intentando llegar a varias ciudades. Era el momento en que las estrellas del catálogo eran los madrileños Psilicon Flesh, capaces en esa época de vender 1000 tickets para un concierto en la sala Revolver. También era el momento de Wipe Out Skaters, tremendo trío de hardcore, que arrasaban con su álbum “Suckitfashion”, un compendio de melodía y actitud a toda velocidad, que había despertado el interés de medios como la revista americana  “Maximun R’N’R” , ese momento la “biblia” del Punk y el Hard Core internacional, y de personajes como el mismísimo Jello Biafra , líder total de los míticos Dead Kennedys (otro día os contare el surrealista intercambio epistolar que mantuvimos durante años). 

Pues bien, por esa época conocí a una chica que se llamaba Chantal y que estudiaba interpretación en la escuela de Willyan Layton con Najwa Nimri . Un día alrededor de unas cañas, me habló de su hermano, que vivía en Bélgica y que estaba teniendo un relativo éxito con una banda de crossover que se llamaban Catalepsy. Era la época en que disfrutaba con gente como Faith No More, Negazione, Bad Brains o, sobre todo, Fishbone , así que la propuesta de los belgas, en base a la descripción de la hermanísima, se ajustaba a lo que en ese momento buscábamos.

Debo resaltar que este relato es toda una tragedia, un despropósito de principio a fin, compuesto por un montón de fichas que formaban el más surrealista de los ajedreces y que desde el primer momento olía a fracaso cual napalm….Fue un compendio de aprendizaje vital a todos los niveles, y en el que cometí tantos errores, algunos de cajón, que siempre lo he tenido en mi recuerdo como el ejemplo claro de cómo no se deben hacer las cosas. Lo primero, obvio, nunca contratar a un grupo sin haberlos escuchado o haberlos escuchado poco (estamos hablando de 1993, aún quedaba lejos al acceso inmediato en el que vivimos hoy) …. y yo lo hice. Entre las referencias que me dieron y un par de temas, me lancé a la piscina y les hice una propuesta para hacer 4 fechas: Madrid, Zaragoza, Bilbao y Barcelona. Cerramos el acuerdo económico, absolutamente desproporcionado a nuestra precariedad del momento, e incluso firmé un contrato que me remitieron de un bufete de abogados. Es importante apuntar que en ese momento vivíamos al día, con El Rana a mi lado (personaje inigualable con sangre color punk rock, el mejor de los amigos y un tipo del que otro día os hablare porque merece muchos párrafos), reinvirtiendo cada peseta que entraba y alimentándonos  a base de menús de 500 cucas de la época en el mítico “Montes” de la calle Colón: acelgas y filete de hígado encebollado…cuando las teníamos claro.

Tras solicitarlo varias veces y sufrir un extravió en una sucursal de correos, a poco más de tres semanas recibí un paquete con material promocional de una banda de, básicamente, Trash Metal . Y más Metal que Trash no sé si me explico… Pero bueno, había que tirar para adelante y la etiqueta “crossover” englobaba tantas cosas que podía valer.

La primera fecha en Madrid sería junto a Psilicon Flesh en una sala nueva en pleno Rastro, llamada  “Internacional” y que se inauguraría con este concierto. Pablo Delacruz, nuestro diseñador de cabecera en ese momento y autor del logotipo de Subterfuge Records,  se encargó del diseño del cartel y todo se puso en marcha hasta que caímos que ese mismo día tocaban en Madrid….¡¡¡Metallica!!! . Cruel contra programación que hizo que la entrada anticipada no se moviera nada desde el primer momento ¿Podría ser peor? pues si, tres días antes me llaman de la sala, que no les han dado los permisos y que sintiéndolo mucho tienen que suspender el concierto, a lo que a duras penas sabemos reaccionar, reubicándolo en la Sala Maravillas, gracias a la buena disposición de los hermanos Morán (que al año siguiente pondrían en marcha el FIB)  a pesar de que ese día tenían otro concierto, pero que, por hacernos un favor, programarían una sesión doble, anunciando vía flyer que nuestro concierto empezaría “Trash el concierto de Metallica”

La venta anticipada en el resto de ciudades es también bastante desalentadora, aun así, con la inconsciencia que te da la juventud, seguimos ilusionados con la celebración de nuestro cumpleaños, al que por cierto, habíamos bautizado como “Subterfuge Invasión”. 24 horas antes de la primera cita, El Rana y un servidor nos acercamos al aeropuerto a recoger a los belgas. Cuatro melenudos que rozaban los 2 metros, de trato distante y con unos aires de estrella que nos intimidó lo suficiente para ser incapaces de comentarles la perspectiva que teníamos por delante.  Mientras se hacía una prueba de sonido para olvidar, repleta de problemas, pegas y actitud arrogante de la banda, Chantal, mi amiga y hermana del guitarrista, apurada por todos los contratiempos, se ofreció a repartir panfletos en el concierto de los americanos… resultado: 2 entradas. La de la propia hermana y la de una amiga.

Tras la desangelada noche madrileña tocaba Bilbao a donde los belgas directamente no fueron porque alguien les avisó de la desoladora perspectiva, y claro, nadie se atrevió a decirles nada. Otra ruina de noche y a esperar a que la siguiente escala, Zaragoza, fuera mejor. Allí lo organizaba un amigo, Dani Zulú, de la promotora Zambombo, y que básicamente nos hizo un favor. Al llegar a la sala, le vi de lejos, me miró, y sin decir nada intuí que la hecatombe continuaba. Esa noche la recuerdo como uno de los peores momentos de mi vida. Una sala vacía y una visita al cajero donde el saldo rozaba el negativo, ayudaron a que así fuera. Era mi primera gira, la primera que montaba y el desastre era total. Por alguna razón volvimos a Madrid ya que había un día de por medio, pudiendo confirmar que las finanzas de Subterfuge estaban a cero. Las finanzas y desde luego la capacidad de programación, dado que en lugar de tirar para Barcelona, volvimos a Madrid…

Quedaba Barcelona donde tirábamos la casa por la ventana, a lo grande,"from lost to the river”…. Tocarían los tres Psilicon Flesh, Catalepsy y Wipe Out Skaters. Recuerdo que era sábado por la mañana y quedé con El Rana para tomar una decisión: si seguíamos o no para adelante. Lo haríamos; pensamos que en Barcelona podríamos vender merchandising y además nos daban la entrada integra sin gastos de sala. Si a esto le unes que el padre de El Rana nos dejó el coche con el deposito lleno, que Carmen, su madre, nos surtió de unos estupendos bocadillos, que las bandas de Madrid se mostraron dispuestas a colaborar y que los belgas, que iban a su bola  ya estaban en la ciudad Condal, nos embarcamos a por la última fecha programada de aniversario en el  Garatge de Poble Nou,  con un resquicio, totalmente infundado, de esperanza. Por cierto, a esta sala, a pesar de los pesares la recuerdo con mucho cariño, allí viví grandes momentos, como un conciero que vi de Dover allí, en 1997 y en pleno “Devil Came To Me”, con el mismísimo Pep Guardiola a mi lado y comentándolo y que había acudido con sus amigos Albert Gil y Reyes Torio de Aleluia Records.

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Hace poco me encontré al responsable de la sala ese día, en las oficinas de “Rock Zone”, la revista de los incombustibles  Jordi Meya y Richard Royuela entre otros, y me dijo que aún recordaba aquella aciaga noche y la cara de terror que tenía ante el futuro inmediato del que debía ser consciente. Resulta que cuando llegamos desde Madrid, nos comunicaron que Nick Cave, acompañado en el cartel con otras bandas locales,  tocaba gratis a 200 metros de la sala. Así que estaba claro lo que pasó, cerrábamos Subterfuge Invasión con un señor fracaso de asistencia de público y con los bolsillos completamente agujereados… La mañana del domingo, cuando había que volver, también la tengo aún presente en mi listado de pesadillas, y es que a nadie le gusta despertarse rodeado de 4 belgas a los que veía más grandes que antes, exigiendo el pago por las actuaciones. Ante la perspectiva de que no iban a poder cobrar por la sencilla razón de que no me quedaba un duro, me hicieron firmar un documento de reconocimiento de deuda que los muy cabrones ya llevaban preparado. No los volví a ver en persona pero si en mis sueños.

A nosotros nos quedaba volver a Madrid junto a Wipe Out Skaters, con la gasolina justita y con un fondo común de 300 pesetas que gastamos en unas cervezas para hacer más ameno el viaje. Entre que el día anterior no habíamos comido prácticamente nada y el desayuno había brillado por su ausencia, decidimos que teníamos que comer y de paso, tomarnos la justicia por nuestra mano ante la afrenta que la vida nos había hecho. Así que paramos en Zaragoza, nos sentamos a comer en una terraza cerca de la catedral del Pilar sabiendo que ninguno de los comensales tenía un duro en su poder, y habiendo decidido de mutuo acuerdo que nos íbamos a hacer un “simpa”, vamos, que íbamos a salir por patas antes de pedir la cuenta.

La comida fue de lo mas tensa. Largos silencios mientras devorábamos las viandas, apenas hablamos del desastre, e interiormente nos íbamos estudiando unos a otros, pensando en las condiciones físicas de cada uno, de cara a la carrera final delante del, suponíamos, cabreado camarero queriendo cobrar lo suyo y donde estaba claro que alguno podría caer en sus garras.

Aunque se pactó una señal a partir de la cual saldríamos disparados, en una exhibición de a lo que puede llegar un ser humano ante la supervivencia, alguien se levantó a por la botella de vino y el resto lo tomó como el pistoletazo de salida. Sillas volando y cual gacelas nos pusimos a correr como si no hubiera un mañana. Afortunadamente llegamos todos a la furgoneta sanos y salvos. Eso si, les ahorramos el postre.

El lunes supuso volver a empezar de cero y el ambiente en la oficina de 2 metros cuadrados en la calle Hortaleza era de lo más tenso . Nos habíamos gastado absolutamente todo lo que teníamos y encima recibimos un burofax del bufete de Bruselas encomiándonos a pagar lo que se debía, bajo la amenaza de demandarnos judicialmente, cosa que en ese momento acojonaba y bastante. Estuve una buena temporada mandando giros postales a Catalepsy , que por cierto, aparte de cobrar todo y no tener ni una palabra de agradecimiento en ningún momento, me mandaron orgullosos y provocadores, un ejemplar de una revista Heavy de allí, donde salían en portada bajo un epígrafe que decía : “Catalepsy nos cuenta en exclusiva su exitosa gira por España” y en el interior un amplio reportaje con fotos trucadas de ellos ante miles de personas….

Ante la desoladora situación financiera, por mi parte retomé trabajos esporádicos como el de figurante para series de TV o en un despacho de abogados recogiendo notas del registro y cosas así. Había que reflotar la nave tras una invasión fallida.

 

PAUL NASCHY

           El cine fantástico en general y en especial el facturado en España en los años 60 y 70 han sido, y son, una de mis grandes debilidades. De hecho, si hace 25 años me hubiesen preguntado que quería hacer en la vida, no hubiese titubeado ni un momento: “pelis de miedo”. Durante años consumí este tipo de cine en cantidades ingentes, devorando todo lo que llegaba a mis manos, desde los clásicos de la Universal de Bela Lugosi, Boris Karloff o Peter Lorre, pasando por la Hammer de Cristopher Lee, Peter Cruising y el genial Terence Fisher. La saga italiana con Darío Argento y Mario Bava. Ed Wood, Roger Corman, Wes Craven, Roman Polansky, Cronenberg, la indigestión de gore que nos atizamos vía Troma y sus secuaces, Guillermo Del Toro, Paco Plaza y Jaume Balagueró y su saga “Rec”, hasta hoy con un James Wan que con su “Expediente Warren” aún me hace disfrutar de una dosis de canguele y palomitas frente a la pantalla.

            Y en medio de todo, la edad dorada del cine de terror patrio que consumí con glotonería cinéfaga . Títulos como “Gritos En La Noche”, “La Marca Del Hombre Lobo”, “La Noche De Walpurgis”, “ La Residencia” , “No Profanar El Sueño De Los Muertos”, “El Ataque De Los Muertos Sin Ojos”, “Mil Gritos Tiene La Noche” , “Pánico En El Transiberiano”, “El Espanto Surge De La Tumba”, “Quien Puede Matar A Un Niño” entre un listado interminable. Directores como Leon Klimovsky, Jesús Franco ( de este grande mucho que contar y asi lo hare), Carlos Aured, Enrique Eguiluz, Javier Aguirre, Amando de Ossorio, Jorge Grau, Juan Piquer Simón, Eugenio Martin, Narciso Ibañez Serrador y el que me lleva a escribir estas líneas, el no suficientemente reivindicado Paul Naschy en los títulos de crédito, Jacinto Molina en el DNI.

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            Cuando se planteó una supuesta línea editorial en el fanzine Subterfuge, por llamarla de alguna manera, porque planteamientos había bastante pocos más allá de la pura diversión, quedó claro que uno de los frentes en los que ahondar era el cine de miedo de sesión continua “Made in Spain”. Si a alguien se me antojaba imprescindible entrevistar y conocer era a Naschy, posiblemente uno de las 3 o 4 especímenes que más me fascinaban de la raza humana en ese momento. Estamos hablando de 1990 y evidentemente no existía la opción de meter un nombre en un buscador y acceder al contacto de la persona buscada. Así que por sugerencia de un amigo, accedí a unos libros que publicaba anualmente la Unión De Actores bajo el nombre de “Guía De Actores” en el que los profesionales de la interpretación contrataban un espacio donde ponían una foto, un breve currículum, el contacto de su representante etc. Ordenado de manera alfabética, busqué en la M de Molina pero no estaba, busque en la N y ¡bingo!, Ahí estaba “Naschy, Paul”. Una foto de estudio de la época, unas breves líneas y un teléfono. El sólo hecho de tenerlo apuntado en mi agenda, ya me provocó una sensación de éxtasis, ahora solo faltaba echarle valor y llamar a ese numero, que suponía debía pertenecer a un representante que en ese momento estaría cerrando el reparto de una importante película, o quizás de una pizpireta secretaria, que se dedicaba a filtrar los mensajes llegados de aquí y de allá para el señor Molina. Decidido, marqué su numero mientras los nervios se apoderaban de mi y al segundo tono, una voz profunda contesto :

            -“Si, ¿Dígame?

   - Hola, buenos días, me gustaría poder hablar con el señor Molina por favor…

Silencio sepulcral de 5 segundos que siguió con un:

            -¿De parte de quien?

            -Mire, me llamo Carlos Galán y he empezado un fanzine llamado Subterfuge, en el hablo de música, de comics y de mi gran pasión, el cine fantástico y estaría interesado, si es posible y su agenda lo permite, poderle hacer al señor Molina una entrevista….¿podría hablar con él o con alguien sobre esto?

            -Soy yo.

¡Mi madre! ¡Era el!, el mismísimo Paul Naschy al otro lado del teléfono, tapé el auricular y supongo hice algún gesto de emoción y victoria que debió asustar a los que tenía alrededor. Creo que era la primera vez que mantenía una conversación de algún tipo, con alguien al que hasta ese momento había poblado con sus fotos y carteles, las paredes de mi habitación. Me recompuse e incluso puede que intentara hacerme el interesante :

-Encantado Señor Molina, pues eso, que para mi sería un honor poder entrevistarle, es uno de mis ídolos y de las personas que más admiro, me sé su filmografía de memoria y si tuviera un hueco en algún momento…

-Ando muy liado, ahora mismo estoy ultimando un guión para Estados Unidos, tengo aquí a mis coproductores japoneses y como bien sabrás, vuelve Valdemar Daninsky, el Hombre Lobo, por lo que estoy preparándome concienzudamente en el gimnasio, tendría que mirar compromisos…

-No se preocupe por favor, cuando usted pueda, no tengo ninguna prisa y soy consciente de que su agenda debe der ser complicada. Si me dice dentro de dos meses yo me lo apunto y ya esta. De verdad yo no….

-¿Esta tarde?...

Menos de tres horas después estaba en su casa de su casa de Alberto Aguilera 70 (por cierto, esa merecida placa…), me recibió en batín y a los cinco minutos ya estaba hablando de sus aventuras cinematográficas. Fui a poner la grabadora  en marcha y me dijo que ya habría tiempo, que se le había retrasado algún proyecto y que si quería, podríamos quedar también al día siguiente para hacer la entrevista.

-¿Quieres que veamos una película?

-Por supuesto que me encantaría, además si le parece podría hacerle alguna pregunta sobre la que veamos..

-Bueno, yo preferiría que la viésemos en silencio y ya hablaremos sobre tus dudas. Vamos a ver “El Retorno Del Hombre Lobo”…

 

Sacó un VHS, lo metió en el video y cerro las cortinas. Empezó la proyección y no pude abrir la boca, aunque el me retrasmitía muchas de las secuencias : “Mira este salto”, ”Mira mi mirada en este plano”, “disfruta de este trabajo de transformación” etc….Efectivamente al día siguiente volví a su casa y el ritual fue prácticamente el mismo, y así durante meses y meses. Intentaba que me pusiera alguna otra peli, cosa que hacía a regañadientes y no tardaba en volver a enchufar “El Retorno….”, era su obra magna, de la que se sentía mas orgulloso. Un día, por fin, le convencí para hacer la entrevista, recuerdo que utilicé tres cintas de 60 minutos y sólo pude hacerle tres preguntas. Empecé a no poder ir a pasar esas tardes con él, donde por cierto no aparecieron ni americanos ni japoneses y la mesita de la entrada se llenaba de cartas de bancos y publicidades, nada de guiones .

Así que, poco a poco, dejé de ir, las obligaciones y dedicación a Subterfuge aumentaron y además intenté darle un empujón a la carrera. Me llamó un par de veces y le noté un poco ofendido, pero yo ya no podía ir a su casa cada día. Además, yo lo que quería era hablar de sus películas, que me enseñara fotos y afiches y cartelería, que me contara cotilleos al detalle y no breves titulares que me dejaban con ganas de más y más, los entresijos de esas producciones que rozaban lo artesanal en ese contexto histórico que incluía la figura del censor, que me hablara de sus club de fans por todo el mundo y de su relación actrices como Rosana Yanni, Ágata Lys , Mirta Miller, Helga Line, Maria Kosty  o mi favorita Patty Sheppard, que tanto me fascinaban; y no ver la misma película 500 veces.…

Afortunadamente años después, y me alegre muchísimo porque nunca dejé de ser fan,  tuvo un renacer, y durante unos años volvió a interpretar y a ser reconocido por festivales como el de Sitges y San Sebastián. En el 2006 aproximadamente me lo encontré un día por la calle, un poco demacrado por enfermedades y afecciones varias como me contó,  pero aún con ese porte que la halterofilia practicada durante décadas le había marcado. Estuvo todo lo simpático que era capaz, no nos engañemos, era una persona de carácter “seco”, y me comentó que por sus hijos, había seguido la carrera de Subterfuge y que, por cierto, tenia un guión de un musical sobre el hombre Lobo que igual me interesaba. Le dije que le llamaría, que aún conservaba su teléfono, cosa que nunca hice y de lo que ahora me arrepiento, no me hubiera importado nada haber vuelto a compartir con el una tarde de cine de licántropos, aullidos y turgentes curvas de vampiras, con las cortinas cerradas de su piso de Arguelles. Para mi, cada luna llena tiene algo de Paul Naschy.

MÉXICO!!!!

          Sabíamos que LOS FRESONES REBELDES tenían una buena legión de fans en México, sobre todo por las estadísticas a las que podemos acceder de las plataformas de streaming.  Como dato os diré que “Al amanecer” es la canción mas escuchada de todo el catálogo de Subterfuge en ese país, donde muchas de las referencias tienen un montón de adeptos. Aún así, lo que nos esperaba ver esos días superaría cualquier expectativa.

            Organizado por TERRÍCOLAS IMBECILES, promotora y disquera con nombre genial, la primera fecha que se sacó a la venta tardó poco más de media hora en venderse, 800 tickets para reventar una bonita sala llamada “Foro Indie Rocks”. Rápidamente se optó por una segunda fecha  que también se agotó al instante. Estaba claro que eso había que vivirlo y verlo con nuestros propios ojos. Así que, finalizando un año repleto de emociones y momentos más que especiales con todas las acciones del 25 Aniversario de Subterfuge, festival incluido - que propició precisamente la vuelta del combo barcelonés - ; Gema y un servidor preparamos las maletas para hacer un viaje, que por un lado nos reafirmaría en lo afortunados que somos por hacer lo que hacemos, porque no hay mayor alianza de civilizaciones que la música, y por otro, para enamorarnos hasta las trancas de un país y de su gente, que ya forma parte de nuestro corazón.

            Aterrizamos de madrugada, así que no pudimos disfrutar de ese momento impresionante donde, desde las alturas, ves kilómetros y kilómetros de una ciudad interminable; tendría que ser a la vuelta cuando pudimos vivir esa increíble vivencia visual. Llegamos al barrio de Condesa, donde estaba nuestro hotel, dejamos las maletas y al poco rato ya estábamos dando cuenta de unos estupendos chilaquiles bien cargados de picante. Vale, tengo que reconocerlo, soy el tipo de persona que siempre se aplica el de “donde fueres, haz lo que vieres”, así que durante los días de mi estancia, confirmo que desayuné, comí y cené bien sazonado de diversas variedades de chile, a pesar de ello puedo confirmar qué volví entero y no sufrí accidente alguno a nivel digestivo o estomacal. Absolutamente fan de su comida, he disfrutado de enchiladas, de tacos de mil variedades, de mole, chilaquiles, chapulines, cochinita pibil, pozole y de carnitas, y por supuesto de su bebida , una cerveza estupenda, normal o en su versión michelada, el inevitable tequila y el mágico mezcal.

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            “Negro”, un viejo conocido para muchos de los que nos dedicamos a la música por aquí, se encargó de guiarnos mañana, tarde y noche. Y con él fuimos al primero de los conciertos de LOS FRESONES REBELDES donde además ejercía de DJ en el evento. Al llegar, pudimos comprobar de primera mano el funcionamiento del mundo de la piratería, con 2 o 3 stands y un amplio muestrario de camisetas, que por cierto tenían un diseño bien chulo y una calidad textil excelente, las cosas como son.

            La sala presentaba un ambientazo total  y nada más llegar conocimos a Héctor, un mexicano fan del sello y que lucía orgulloso una camiseta de MERCROMINA, oficial, del disco “Canciones de andar por casa”. Por cierto, los albaceteños universales también cuentan con una buena legión de fans que nos hacen plantear muy seriamente una expedición con ellos en meses venideros. El público, sorprendentemente joven y alejado del perfil nostálgico que esperábamos, no paro de corear cada una de las canciones, mientras Gema y yo intercambiábamos miradas emocionadas cargadas de estupefacción ante la magnitud de lo que sucedía y de ver a Felipe, Cristina, Inés y Sergi disfrutando como nunca. La segunda noche aun fue más especial dado que el sonido acompaño más y se pulieron detalles de la noche anterior. Una autentica triunfada.

            Aprovechando el viaje hicimos unas cuantas entrevistas con medios mexicanos como Reactor o Ibero , comprobando que, a diferencia de aquí,  poseen una salud envidiable a pesar de las convulsiones que sufre el sector. También tuvimos oportunidad de visitar a amigos como Camilo Lara y Lynn Fanchestein en las oficinas de CASSETTE , donde además celebraban la comida navideña, por lo que pudimos dar cuenta de unos estupendos tacos. Con Juan Vázquez “Frijolito”, peso pesado del staff de Sony España y su esposa Marian compartimos unos mezcales que nos supieron a gloria.  Y con Rodrigo Guardiola, cineasta y músico en ZOE, disfrutamos de buenas viandas autóctonas y mejores conversaciones, un tío grande. Otro viejo conocido, el escritor y periodista Borja Ilian , y que lleva ya casi 3 años viviendo allá, se convirtió en el mejor de los cicerones junto a su pareja Nuria , descubriéndonos un montón de sitios fantásticos como la plaza del Zócalo, la monumental de México o el mercado de Lagunilla, un auténtico paraíso donde toda la expedición hispana dio rienda suelta a sus impulsos consumistas. Muchas gracias Borja.

            Viaje relámpago, pero de los que calan y mucho. En marzo volveremos al “Vive Latino” , el festival mas importante de Latinoamérica, que este año cuenta con Los Fresones en su cartel y que aprovecharemos para profundizar más y estrechar lazos. Una experiencia inolvidable en un país maravilloso, donde nos sentimos como en casa y donde ni sufrimos, ni vimos ninguna situación complicada, mas allá de un claro ambiente de resquemor hacia un gobierno que les miente desde siempre y con un presidente que se esconde ante, por ejemplo, un caso tan flagrante y demoledor como ha sido la desaparición de “Los 43”.

            Unas líneas que no puedo sino terminar con un “Qué viva México cabrones!”, por que ahora si sé lo que significa..


BRAVO, PEDRO!

A Pedro Bravo lo conocí a mediados de la década de los  90, entre Kronens y Generaciones X. Empezaba su carrera como periodista y su activismo musical en diferentes frentes. Organizó un sello discográfico llamado No Corporation que plastificó cosas tan estimulantes como el debut de los, en su momento prometedores y avanzados, Side Effects.

 Era, y es, de esas personas que se acercaban a la oficina a entrevistar a algún artista (si, cuando se entrevistaba a los artistas, el pleistoceno musical vaya…) y te alegraba la jornada con sus ocurrencias, su chispa y algún cigarro de la risa. De su teclado salió ese brillante titular a una entrevista a Dover  “Más allá de las multinacionales, un sonido que explota” y que en Subterfuge exprimimos hasta la saciedad a modo de mantra cuando, junto con los de Majadahonda, subimos a primera división, a jugar con los grandes, de tú a tú y desde un cuarto piso sin ascensor. Otra historia que contar.

 Afortunadamente, Pedro sigue deleitándonos con su brillante prosa. Por un lado colaborando en un sinfín de publicaciones de distinto pelaje, de las de papel, de las de la red y sobre todo las que conllevan compromiso. Además, en los últimos tiempos ha publicado un par de libros que he disfrutado de verdad. Una estupenda, y muy recomendable novela generacional titulada La Opción B (Temas de hoy/Planeta), que me trasladó a sitios comunes que ya había olvidado y a rescatar para la memoria a un montón de gente, de canciones y sobre todo de situaciones cotidianas. Un Madrid noventero musicalizado por Oscar Mulero. El mundo del narcotráfico de andar por casa, desde un plano natural, cercano y costumbrista. De esas novelas que empiezas y no sueltas hasta haberla devorado y que te pide hasta alguna relectura para volver a paladear jugosas descripciones.

Biciosos (Debate) es su último y reciente libro. Un divertidísimo y particular ensayo alrededor del mundo de la bicicleta, escrito por alguien que ya la utilizaba mucho antes de que pasara a ser el complemento hipster por excelencia.

“¿Por qué vamos en bici? Y otras preguntas que te haces cuando vas en pedales” es el subtítulo que el propio autor propone a modo de sinopsis y que resume con concreción lo que te vas a encontrar dentro…. Un debate alrededor de la disposición de las urbes a acoger a los artilugios de dos ruedas, los riesgos que conllevan a todos los niveles, la atormentada relación automovilista y ciclista, el boom de los servicios de alquiler de estas, hasta el paralelismo del mundo de la bici con el de una religión…así hasta casi 30 capítulos en los que difícilmente puedes resistirte a la sonrisa, y en muchos momentos a la carcajada sincera. Te gusten las bicicletas o no. Grandes dosis de ironía, mucho humor del bueno y una redacción privilegiada, que desde estas líneas te invito a degustar y a compartir. Además, aprovecha para  dejar bien claro su exquisito gusto musical y su querencia de siempre a los sonidos Punks y Hardcore que sonorizaron su adolescencia y la de muchos, la electrónica con clase y por supuesto la música negra, muy negra.

 Esperando ansioso nuevas entregas, te sugiero a que te adentres en su particular mundo a través de su recomendable blog http://laopcionb.com un compendio de sabiduría y actitud.

 Un grande vaya. Bravo, Pedro.

 Escucha en Spotify el Playlist de Pedro Bravo para el 25 Aniversario de Subterfuge 

SALA ARGENTINA. SAN BLAS CALLING.

Sería aproximadamente 1991. Un día, recibí la llamada de Estanis Núñez, mítico fotógrafo de la escena rockera y heavy de la capital. Él era un asiduo a la Sala Argentina y amigo del dueño y me comentó que estaban buscando a alguien para dar un giro a la programación del sitio. Supongo que alguien les habría hablado de la proliferación de conciertos en Malasaña, donde se gestaba una escena, que si bien era heterogénea a más no poder, tenía un vínculo en común que era el circuito de salas como San Mateo 6, Komitte, El Laboratorio y por encima de todas, el mítico Agapo. Por supuesto, yo era asiduo a todo lo que se hacía, pero de ahí a llevar una programación de una sala había un buen trecho. Y más en este caso.

La Argentina era una discoteca que tuvo su esplendor en los años 70 con la celebración de un montón de conciertos de bandas de rock progresivo como Tapiman, Cerebrum o Maquina! y de R’N’R como Burning, Atila o Ñu. Era un antiguo cine y estaba situada en el barrio de San Blas, en medio de un descampado, con una comisaría al lado y separada por un trayecto de unos 100 metros desde la puerta hasta la boca de metro que, por cierto, siempre se me hicieron eternos.

En esa época yo vivía en el Parque de las Avenidas, en la línea naranja de metro que, en ese momento, empezaba en la Avenida de América y acababa ahí, en San Blas. Así que compartí muchos trayectos con heavys que iban allí los fines de semana para lucir cardado y darle duro al air guitar,  término que por supuesto aun no se había inventado, pero que se practicaba con entusiasmo y pasión en la pista,  como pude comprobar repetidas veces. Esos trayectos eran también compartidos con una buena colección de cadáveres andantes que, enfundados en sus chandals, y no precisamente para entrenar la maratón, se acercaban al barrio para saciar sus adicciones. Eran tiempos duros, quizás el final de esa época donde esa decrepitud gozaba de visibilidad, el caballo seguía machacando sin misericordia y los yonkies eran parte del paisaje urbano.

El caso es que acepté ir a hablar con Ángel, el dueño, para ver qué es lo que buscaba. Por supuesto, iba acojonado, era mi primera expedición hacia el barrio y no tenía excesivamente claro a qué me enfrentaba. Llegué sano y salvo, esa vez y todas las veces que fui. Jamás tuve ningún problema con la gente del barrio, más bien todo lo contrario.

Ángel era un tipo entrañable que se escondía detrás de unas gafas tintadas de culo de vaso y un cierto look torrentiano. De música no tenía ni idea, pero adoraba su negocio y lo disfrutaba desde primera hora de la mañana. Siempre empezaba las frases con un “Niño”. “Niño, que esto en los 70 era un templo de tal…”,”Niño, que si hay que hacer carteles que salga baratitos”, “Niño, te voy a invitar a unas mollejas de llorar” y en su despacho comprobé, entre otras cosas, que el tema del garrafón era real: un día descubrí un complicado entramado de tubos y jeringas destinados al trasvase de alcohol desde una especie de bidones hasta las botellas de diversas marcas. Por supuesto desde ese día solo consumí cerveza.

El resto de la plantilla de fijos lo componían una pizpireta y castiza señorona que alternaba la taquilla y el puesto de hamburguesas, y de la que las malas lenguas decían era la amante de Ángel; un señor que ejercía de portero y de chico para todo y por supuesto el DJ, que no recuerdo cómo se llamaba, pero si que era un ex componente del grupo Bella Bestia, cosa que para qué engañarnos, me tenía fascinado. Conservaba el corte de pelo a lo caniche y usaba mallas.

La familia Argentina me recibió con los brazos abiertos, los números no salían y cada vez iba menos gente, quizás la solución era esa vuelta de tuerca a la programación y en ese punto entraba yo, un pipiolo que aún alternaba la carrera de Historia del Arte con los inicios de Subterfuge, y que lucía un peinado a lo tazón garajero, lo que hacía mucha gracia a algunos macarras de la zona, apodándome de manera cariñosa, creo,  como champiñón.

Llegué a un acuerdo de un fijo por concierto, que no sé por qué razón acostumbraba a pagarme en monedas de 50 pesetas, lo que me provocaba aun más desazón en los trayectos cruzando el descampado. Además diseñaba los carteles, los panfletos (pre flyers), los repartía por tiendas de discos y también dentro de mis responsabilidades estaba intentar que los medios anunciaran los conciertos.

Y así, que para San Blas, y por un periodo de 4 meses a lo sumo, me llevé a un montón de grupos amigos como Los Imposibles, Snap, La Perrera, Cerebros Exprimidos, Wipe Out Skaters, Blackmoon Fire, Las Vírgenes, SDO 100% Vegetal, Patrullero Mancuso, Los Elementos, Freedom, Raunch Hands, Los Bichos, Pleasure Fuckers…. que a duras penas metían 50 personas en una sala con un aforo para 1000. Un día Ángel me llamó, y entre molleja y molleja me dijo “Mira niño, esta música que tú escuchas aquí no gusta y el público que traes son todos una panda de pijos que les da miedo venir a San Blas. Así que a partir de ahora voy a organizar yo también los conciertos, me han hablado de un grupo de Hortaleza con tirón que se llaman Los Porretas…”, a lo que respondí, primero con los clásicos “Hay que darse tiempo”, “La gente tiene que conocer la sala y bla bla bla” y un rotundo “Mira Ángel, no tengo ni idea de quien son Los Porretas, pero encima con ese nombre no lo veo…”. Pero el sí que veía, de hecho el día en el que finalmente tocaron había el doble del aforo permitido y otro tanto fuera; unas 3000 personas, así, a ojo.

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Automáticamente presenté mi renuncia como programador, o me forzaron a ello supongo,  aunque continué coordinándolo un par de meses más. De esa manera pude conocer a gente como Soziedad Alkolika, Andanada 7, Radikal HC, Manolo Kabezabolo o Matando Gratix, con los que musicalmente no tenía ningún nexo, pero que veía como cada fin de semana reventaban la Argentina y hacían a Ángel y a su equipo feliz. Así que, aprovechando el subidón, volví a Malasaña, volví a casa.

Viaje al Centro de Subterfuge ( 1989 - 2014 )

* Texto originalmente publicado en el catálogo de la exposición Viaje al Centro de Subterfuge en Centrocentro de Cibeles ( Madrid)

Cuando el 21 de junio de 1989 fui a recoger las copias del numero 0 del fanzine SUBTERFUGE, nunca me imaginé que 25 años después estaría escribiendo estas líneas. Y no por que sea algo novedoso hacerlo, dado que son muchas las veces que he tenido que verter sobre un papel experiencias alrededor de todo esto. Se me hace especial por lo que significa esta exposición, dedicada a recopilar parte del material gráfico de todo este tiempo. Por lo que implica de echar la vista atrás y que te asalten tantos momentos inolvidables, situaciones complicadas, que con los años han macerado convirtiéndose en el mejor de los recuerdos. Colaboraciones de gente a la que has visto crecer y desarrollar su talento como creadores en distintas disciplinas artísticas. Compañeros de batalla que continúan en la lucha con carácter inquebrantable, otros que abandonaron en pos de nuevos horizontes y otros que se fueron en cuerpo pero siguen presentes en alma….Y por otro lado, el continente en el que se desarrolla esta retrospectiva gráfica  -Viaje al Centro de Subterfuge-  alrededor de la cual versa esto que tienes en tus manos: El Palacio de Cibeles. Muchos recordaréis el lugar como el gran palacio de las comunicaciones que fue, y como la gran oficina de correos de la capital. Afortunadamente, se han conservado vestigios de lo que fueron sus momentos de esplendor.

Pues bien,  desde este lugar se enviaron los primeros números del fanzine, se recogieron los primeros paquetes conteniendo material intercambiado con aventureros de otras provincias, las primeras maquetas, los primeros envíos masivos de catálogos de venta por correo, las primeras colaboraciones. Esas entrevistas que mandabas a grupos de todo el planeta y que tardaban meses en ser contestadas y recibidas. Como si de una ceremonia chamánica se tratara , durante al menos dos años, venir a “Cibeles” prácticamente a diario, era algo más que un ritual mágico repleto de sensaciones encontradas ¿Habrá llegado el ultimo “Maximun R’n’r” o el “Flipside”? ¿Esas nuevas canciones desde Mallorca? ¿Tendré por fin las respuestas para poder publicar esa entrevista a esos australianos que tanto me fascinan?.... después ya me hice con un apartado de correos en otra sucursal , mas pequeña y aséptica, pero no por ello exenta de historias imborrables. Abrir ese cajetín fue durante mucho tiempo, uno de los momentos más excitantes de mi existencia.

 Y bueno, un cuarto de siglo da para muchos cambios de hábitos y de actuación, pero si me apuran, este último aun mas. El sólo hecho de abrir cajas y carpetas y archivadores para recuperar todo este material, constata  esto. De cómo en los comienzos la fotocopia era una poderosa arma de comunicación y difusión de información de cualquier pelaje. O el tubo de pegamento y las tijeras, el más potente de los photoshops y de cómo el panfleto se transformo de un día para otro en flyer. Los carteles que sin pudor inundaban paredes y cualquier espacio susceptible de recibir un brochazo de cola para colocar después el afiche. Nosotros mismos, cubo en mano, recorrimos muchas noches las calles del centro, para que nadie se olvidase de ese concierto que organizábamos en El Sol de la calle Jardines o que el Nº3 del fanzine, por ejemplo, estaba disponible en la barra del Agapo, el Ramonas o el Jam de Barbieri.

 Llego la revolución digital y con ella de alguna manera murió la “artesanía” y el archivo físico. De las cajas de zapatos recicladas a espacios de documentación, se paso a los discos duros y los CD-ROM. Tenemos que agradecerles a esos formatos que por lo menos hemos podido conservar gran parte del material fechado a partir del año 2000. De lo anterior, algo se ha perdido en esos traumáticos episodios llamadas mudanzas, donde ante la necesidad de aligerar equipaje, tienes que renunciar a seguir conviviendo con cajas repletas de cosas inertes que se dedican a acumular polvo y ácaros, pero que reflejan tantos y tantos momentos de nuestra existencia.

De todas formas, se confirma que lo hemos conseguido y que podemos compartir con todos vosotros; estos trozos de nuestra andadura y de la de los artistas que confiaron en nosotros para ayudarles a difundir su obra.

Ojalá disfrutes con esta cascada de imágenes, tanto como nosotros lo hemos hecho recopilando todo este material que nos ha disparado al más alto nivel la válvula de los recuerdos. Un placer de los buenos compartirlo contigo, por que tu has sido siempre  el motivo de nuestro esfuerzo y dedicación en esta apasionante aventura llamada Subterfuge.

           

* * Puedes disfrutar de la Exposición Viaje al Centro de Subterfuge en el Centro Cultural Okendo de Donostia del 25 de octubre al 5 de diciembre de 2014

DISCO - CÓMIC

Aunque nací en Madrid, por circunstancias varias viví en otras ciudades entre 1978 y 1988 aproximadamente. La primera de ellas fue San Sebastián, en esos años duros, o eso me han contado y he aprendido posteriormente, que fueron entre el 78 y el 81. Vivíamos en una bonita casa en la calle Marino Tabuyo en pleno barrio de Gros.

Un día, debía tener 11 años, me fijé en que estaban acondicionando un local al lado del portal mi casa así que lleno de curiosidad pregunté a un chico que metía unas cajas, qué negocio iba a abrir ahí, muy sonriente me dijo : “Va a ser una tienda de música y de tebeos y se va a llamar DISCO COMIC”. Ni que decir tiene la excitación que me produjo la noticia. Hasta entonces, había machacado hasta la extenuación la BSO de “Grease”  y la colección de singles de Bill Halley de mi madre, y a nivel historieta, prácticamente desde que aprendí a leer me había hecho fan de toda la gama de personajes de la casa Bruguera, en especial mis adorados “Mortadelo y Filemón”.

Días después se abrió la tienda y un día entre después de volver del colegio y por primera vez, me puse a ver long plays, uno tras otro, devorando las portadas y las contraportadas de estos. Además la tienda disponía de un par de platos para escucharlos, así que todas las tardes hacía alguna escucha y atendía solicito a las sugerencias de su encargado, del que no recuerdo su nombre y que poco podría imaginarse la influencia que ha tenido sobre mí. Aprovechando un viaje de mi abuela, que de vez en cuando venía a visitarnos desde Madrid, la convencí para que me comprase un disco, mi primer disco. La decisión era complicada y tarde horas en decidirme. Sacaba uno, otro, lo escuchaba, lo devolvía a su sitio, lo volvía a poner, así hasta que uno me hizo sentir cosquillas en el estomago, era “Regatta de Blanc” de THE POLICE. Subí a casa y en ese momento comenzó mi pasión y comunión con la música que de manera inquebrantable dura hasta hoy. Después llegaron mas discos, algún reportaje en la tele y la crónica que mil veces le hice repetir a mi hermana Natalia sobre el concierto al que asistió de RAMONES.

Como su nombre indica, DISCO COMIC también tenía su apartado para las viñetas, y aquí tenía que agudizar más el ingenio dado que muchos ellos estaban catalogados para mayores, aun así allí descubrí el Nº1 de “El Víbora”, a Shelton, a Max, a Crumb, a Gallardo, el “Cimoc”, los delirios de Moebius y allí se generaron muchos de mis primeros sueños húmedos a base de visionados de las historias de Richard Corben y sus chicas de pechos exuberantes aerografiados en las paginas de “Metal Hurlant”. La tienda no duró ni un año, creo, y no me pude despedir de su responsable, nos fuimos de vacaciones y a la vuelta ya estaba cerrada. Supongo que en ese momento no me produjo ningún trauma, aunque, cada vez más, son las veces que cierro los ojos y me transporto a esos momentos.

Subterfuge tiene todo de DISCO COMIC. Desde el 89 tengo el privilegio de editar música y durante muchos años, desde el fanzine hasta que constituimos la editorial, hemos tenido el mundo del comic y de la ilustración muy patente en nuestro universo musical. Realmente para sentirse más que privilegiado, no sólo me dedico a ello, sino que encima sigo disfrutando de la música, del placer de colocar la aguja sobre un vinilo o de surcar en mi mente, montado en mi tabla plateada, mientras devoro una historieta. 

Olor a Vinagre

Si hay una cosa de comer que me gusta, y mucho, son los encurtidos o variantes. Tanto el sabor, como el olor me transporta a recuerdos de la más tierna infancia.

A mi padre era algo que le chiflaba, así que no había sábado por la mañana, en el que no organizara una expedición hacia una tiendilla que había en la calle Ponzano, cerca de nuestra casa de Alonso Cano, en el corazón del barrio de Chamberí. Apenas llegaba al mostrador y  siempre me tenía que poner de puntillas para recibir un presente de parte de la tendera; pero era entrar y dejarme embriagar por esa sinfonía de olor a vinagre y todos esos recipientes repletos de guindillas, cebolletas, banderillas, pepinillos, berenjenas de Almagro y toda esa estupenda selección de pescados en salazón, como esa maravilla gastronómica que es la sardina “vieja”.

Mientras mis amigos preferían una bolsa con regalices, palotes y chicles “Cheiw”, yo era feliz con mi bolsa de cebolletas, a la que como un ritual, al final siempre le hacía un agujerito, para tomarme el líquido a modo de “bota”, cosa que no le hacía ni puñetera gracia a mi madre, porque lo frecuente era que ese liquidillo, dada mi poca pericia, acabara impregnando mi ropa.

Una amiga de esas que quiero mucho y que se llama Cecilia, me contaba una hilarante historia alrededor de todo esto, y que básicamente era que en uno de sus embarazos y a modo de antojo, le dio por consumir pepinillos a todas horas, e iba conduciendo por Madrid con una bolsa siempre a su lado bien repleta a la que atacaba sin piedad en los semáforos.

Esa obsesión no se convirtió en abominación, y  como además de buena amiga, es una excelente anfitriona, siempre que organiza un sarao en su casa, nunca falta género macerado en vinagre.

Aún hoy me detengo siempre en los puestos de los mercados donde venden este exquisito manjar, y deslumbra con ese muestrario cromático que hipnotiza.

Desgraciadamente las tiendas de barrio ya no existen, ahora son chinos y todos venden lo mismo. Eso sí, afortunadamente en los bares siempre hay oferta y pocas cosas son comparables a una caña bien tirada, acompañada de un platito con una selección de variantes. Y cada vez que lo hago, me acuerdo de mi padre, me acuerdo de esa tienda de barrio, de mi niñez y de ese olor que activa mi pituitaria y la máquina de los recuerdos que nunca volverán, pero que siempre estarán con nosotros.

Santisteban Inmortal

Artículo originalmente publicado el 28 de Mayo de 2013 en Playground Magazine

El pasado viernes 24 de mayo nos dejó el Maestro Alfonso Santisteban. Durante estos últimos años años jugó una larguísima partida de poker con un cáncer de pulmón, al que a base de faroles y jugadas maestras, consiguió mantener a raya hasta esta última mano donde las cartas no estuvieron a su favor…

Tuve la inmensa suerte de conocer, y después trabajar, a este irrepetible músico a raíz de poner en marcha el subsello “Música para un guateque sideral” dedicado a rescatar obra de autores españoles de la década de los 60 y 70 principalmente . Por mediación de un amigo, me enteré de que Alfonso estaba pasando una mala racha emocional, retirado en Marbella y que había cedido toda su obra a la SGAE. Estaba harto y no quería saber nada más de la música más allá del deleite, que le acompañó hasta el último momento, de acariciar las teclas de su piano “mágico” como lo llamaba. Atrás quedaban casi 40 años de carrera.

Siempre había sido un personaje que me había fascinado. Por un lado, parte de su obra fue la banda sonora catódica de muchas horas frente al televisor dando cuenta de un bocadillo de nocilla por ejemplo, y por otro, alguien que me  trasmitía a través de las revistas de papel couché que llegaban a casa, una actitud vitalista , hedonista y glamourosa , bajo un look total que le acercaba a las estrellas del Rock. Así que desde el primer momento, me fijé como meta que el debería ser el protagonista de esta colección.

Sería mediados de 1998 aproximadamente y conseguí su número de teléfono tras algunas gestiones que no fueron nada fáciles, parecía que la tierra se lo había tragado. Una vez lo tuve y con el lógico nerviosismo y el respeto que me infundía le llamé. Desde el primer momento percibí algo especial y a diferencia de otros ilustres con los que contacté para ofrecer la posibilidad de rescatar parte de su obra (esta sería otra historia…), enseguida me empezó a hablar de música, de lo que estaba escuchando, que se había pasado toda la mañana frente al piano y que había vuelto a emocionarse disfrutando de Astrud Gilberto, con una pasión hasta entonces desconocida para mi. En ese momento desee que nunca acabase de hablar y aún retumban en mi cabeza muchas de las cosas que me dijo…

A pesar de insistirme de que su retiro era en firme y de que no quería volver a saber nada del entramado musical, ante mi insistencia como fan y el entusiasmo que me embriagaba en ese momento, finalmente cedió, y sin prometerme nada, sugirió que igual podríamos vernos en unos días aprovechando un viaje que tenía que hacer a Madrid. Antes, me pidió que fuera a la SGAE  a recoger del archivo el material cedido y ver la posibilidad de hacer algo con el, aunque ya de entrada me comentó que lo que podría encontrarme se acercaba a algo caótico. Y así lo hice, me dirigí al Palacio de Longoria, pregunté por Jorge Ansoaín, la  persona que más le ayudó hasta el final dentro de esa casa, y bajamos a una especie de catacumbas donde entre otras cosas, se encontraba el piano del Maestro Chapí. Tras unas largas horas de búsqueda, conseguimos encontrar unas cajas en cuyo exterior figuraba su nombre y que estaban repletas, sin ningún tipo de orden, de cintas apiladas sin demasiado cuidado, bovinas y partituras. Salí de allí emocionado, consciente de que de alguna manera llevaba en mis brazos un trozo de la historia de la música de este país.

Al día siguiente ya estaba en los desaparecidos estudios Sonoland, donde él había vivido tantas horas de grabación, pasando todo ese material a un formato que se pudiera escuchar, restaurando artesanalmente mucha de las cintas, clasificando y descifrando muchos títulos escritos con unas caligrafías imposibles.

Y llegó el día de conocernos, quedamos en la oficina que teníamos en la Plaza de Tirso de Molina, nervioso y excitado como pocas veces, lo recibí. A los cinco minutos nos tenía a todos rendidos bajo su encanto y simpatía y para todo el mundo tenía una palabra amable. En ese momento percibí que empezaba a fraguarse una amistad inquebrantable y una rotunda admiración hacia su persona que duraría para siempre.

Santisteban, Pelé y un par de whiskys

Santisteban, Pelé y un par de whiskys

Pasamos varios días juntos escuchando todo ese material rescatado, en medio de una nube de humo del tabaco negro que tanto le gustaba y por supuesto de algunas botellas de su whisky favorito. Me comentaba cada una de las piezas, cada de detalle de composición, grabación o producción, de todas recordaba alguna anécdota increíble. Me habló de su devoción por Brasil y su encuento con Jobin en un café de Ipanema, me habló de sus inicios en el Whisky Jazz Club auspiciado por el otro grande, Augusto Algueró. Del estudio compartido con Burt Bacharach en su aventura Americana, de las bandas sonoras para películas eróticas italianas de finales de los años 70, de su amistad con Pelé, de sus producciones a Bambino, de su musical “Satán azul” donde se lo dejó todo y que le llevó a sufrir la amenaza por grupos de extrema derecha de la época, de las noches canallas en Bocaccio, Florida Park, Long Play, Xairo o el Oliver de la calle Almirante y naturalmente de otra de nuestras grandes pasiones compartidas, el Atlético de Madrid. Toda una vida llena de recuerdos imborrables que trasmitían un espíritu de modernidad, de lo cual nos pasaba de largo. Avanzado en cada momento, siempre por delante…Solo por esos días imborrables daba las gracias y sigo dándolas por dedicarme a lo que me dedico.

Esta complicidad se tradujo a lo largo de los años en cinco fantásticos discos, Música de TV, El callejón de los sueños perdidos, Jazz natural, Verano del 72 y el imprescindible Café Ipanema y aunque muchas cosas se quedaron en el tintero o fueron imposibles de recuperar, resume una parte vital de su existencia creativa.

Hablábamos prácticamente todos los meses desde entonces y nos vimos alguna vez en el sur, como hace tres años cuando fuimos a entregarle un presente a modo de reconocimiento por sus más de 40 años de carrera. Pero la cita ineludible de todos los años era una comida que organizábamos en su honor aprovechando que venía a Madrid a pasar las fiestas navideñas con los suyos. Siempre invitábamos a músicos y amigos a que nos acompañaran en estos encuentros, donde las sobremesas se alargaban hasta el anochecer sazonadas a base de anécdotas, experiencias y lecciones vitales que nos hacían pedirle más y más. En estos más de 15 años de amistad y hasta en la época que el maldito cáncer apareció, y que le privo de su personalísima melena durante unos meses por culpa de la quimioterapia, nos trasmitió alegría, satisfacción y agradecimiento por haberle hecho vivir, como el decía, esta “Bola extra musical”.

Texto manuscrito de introducción al disco "Verano del 72"

La última vez que hablamos fue hace un par de meses, aunque se le notaba algo achacoso, eso sí, jamás le escuche quejarse, nada hacía predecir que el final de la partida estaba cerca. Hablamos de un libro que en Subterfuge estamos preparando con motivo del 25 aniversario y donde se nos antojaba más que imprescindible su presencia en el a base de su testimonio en primera persona. Como siempre su predisposición fue total y emocionado me decía “Carlos, ya sabes que yo soy Subterfuge como el que más”. Una verdad como un templo que me llena de orgullo.

Esta ultima colaboración desgraciadamente ya no va a ser posible, aunque tampoco importa, ya que su presencia en nuestras vidas, a nivel profesional y personal, marcaron una huella imborrable y siempre estará a nuestro lado.

Así que con lagrimas en los ojos, con un nudo en la garganta y una punzada en el corazón, no puedo más que decirte “hasta luego” y asegurarte tu presencia cada día que abramos las puertas de Subterfuge para trabajar en lo que más nos gustaba a ti y a mí, la música. Por que  me distes una dosis de pasión extra hacia ella, por que respestaste mi trabajo y esfuerzo como pocos, por esa amistad inquebrantable que tan feliz me ha hecho.

Y desde aquí le mandamos un beso y un abrazo a Silvia, Laura y Alejandra, tus hijas a las que adorabas y a Gema, tu amor y compañera fiel durante estos últimos años. Y por mucho que suene a tópico, para acabar estas líneas solo me salen estas palabras y este sentimiento, te voy a echar mucho, muchísimo de menos. Te quiero amigo.

 Carlos Galán. Madrid 26 de mayo de 2013.

 

Monopatín

El primer monopatín que tuve, si, monopatín, lo del skate llegó mucho mas tarde; me lo compraron mis padres en el verano de 1978 en Zarautz, concretamente en la tienda “Gerónimo”, germen de lo que después seria la internacional y exitosa marca Pukas. Como todo hijo de vecino, posteriormente también tuve mi Sancheski “Top”, más por envidia a un amigo que por necesidad, ya que tuve el privilegio de empezar a patinar con unas ruedas de Kryptonics de colores. Privilegios de veranear allí, poder acceder a material así y disfrutar en directo de los primeros que surfeaban sus olas y descendían a toda velocidad las cuestas de Aldapeta.

©pukas

©pukas

            Un buen montón de años después, sobre el 2011, me encontré a Pedro Temboury y a Alfredo Prados en el parque del Oeste madrileño mientras hacían unas entrevistas, me hablaron de un proyecto que habían puesto en marcha unos meses antes y que me apasionó desde el primer momento. Se trataba de un documental que recogería los inicios del skate en España contado por sus protagonistas y documentado con material de la época. Ya tenía nombre, se llamaría MONOPATIN.

            A Pedro le conocía desde hace mucho tiempo, de aventuras en común, algunas alrededor del inolvidable Jess Franco, y ya era fan de su personalísima obra. A Alfredo le profesaba una incontenible admiración por todo lo que estaba, y continua haciendo, por el Skate estatal desde su imprescindible pagina web  www.40sk8.com. Con ambos había compartido sesiones de quema de ruedas de uretano y mantenido más de una entusiasta, cerveza en mano, conversación sobre olas y surf, otra de nuestras pasiones compartidas.

            Me invitaron a participar, por cierto de nuevo ¡gracias!, en esta alucinante aventura que suponía el documental y hasta hoy; con la satisfacción de que se ha hecho un trabajo más que digno a golpe de corazón, con escasos medios y robando horas a los festivos o a la familia. Y es que se consiguió que estuvieran todos, desde el mítico RD (Ricardo Damborenea), a Jose Antonio “Caribbean” compartiendo sus recuerdos, pasando por pioneros de la talla de Francisco Burgos,  Neme Rico, Javi Labad de la escuela vasca, el músico y campeón en 1978 Javier Corcobado, Mercedes Resino, los protagonistas de los inicios en Arenys de Munt como Joan Granell o Panko e incluso el testimonio de la familia Sánchez desde su factoría de sueños que es la fabrica Sancheski en Irún o imágenes de cracks internacionales como Lance Mountain o Christian Hosoi . Y todo centrado en los puntos donde todo empezó Madrid, Barcelona, La Kantera en Bilbao y esa inolvidable historia por todo lo que supuso, que es la de “El Sindi”.

            Conocer el origen de las cosas ayuda a conocer el presente. MONOPATIN hace ese recorrido por el que esas tablas con ejes y ruedas, y sus pioneros, de manera inconsciente sembraron y abonaron el presente del skate. Personalmente me encanta ver a tanta gente patinando por las calles, me da igual que haya gente que lo tache de moda pasajera. Patinar es de las cosas más gratificantes que he hecho en mi vida y muchos de mis grandes amigos han salido de ese mundo. Pocas cosas me hacen mas feliz que compartir una sesión en un skate park con mi hijo Nicolás y me mantiene una sonrisa perenne que el pequeño de dos años, Carlitos, de momento, solo diga tres palabras : “Mama, papa, patín”... Larga vida al Monopatín!!

 Publicado originalmente el nº 2 de la Revista Don www.revistadon.com

Plástico. Tener mil problemas y dos soluciones

Que si, que vale, que esto ya no es lo que era. Que las alegrías brillan por su ausencia y que lo micro problemas se convierten en montañas. Pero que coño, lo que me hace feliz, sigue siendo editar música, editar canciones, hablar con los artistas, ayudarles a construir un panorama sólido para que defiendan su obra, entusiasmarme con su entusiasmo.

Evidentemente eres consciente que la recepción de un lanzamiento en esta maraña de autoeditados, crowdfundings, "me invento un sello y lo edito", ipod shuflles a reventar...       será más fría, más escéptica, ya no se creen nada y lo tienen que aprobar ellos. Bien, la rebelión de las masas de Ortega ya está aquí.

Hace años inauguré una colección dentro de Subterfuge que se llamaba Canciones desde la tumba y que se dedicaba a escarbar a la búsqueda de grabaciones de grupos desaparecidos y que en su momento nos habían marcado. De ahí salieron discos de Alaska y los Pegamoides (Mundo Indómito, dedicado a rescatar maquetas y Llegando hasta el final, grabación del último concierto que dio la banda en 1983, ambos coordinados por el ínclito Pedro Munster y con maravillosas portadas del grandísimo Javier Aramburu), Los Vegetales que inauguraron la serie, La banda sin futuro del inimitable Poch, los inclasificables Terry 4 y un sueño cumplido, las primeras canciones de Farmacia de Guardia. Por avatares de la de la situación, esta serie fue criogenizada a mediados del 2000: demasiada presión por detectar por dónde iban los nuevos hábitos de consumo, aprender nuevos lenguajes, intentar defender nuestra identidad y demás mandangas...

A día de hoy, asumo todos los cambios e incluso veo cierto brillo en el horizonte a pesar de interminables tempestades. Una de las razones para inocularme una buena dosis de entusiasmo se llama Plástico, la banda de unos quinceañeros Eduardo Benavente, Rafa Gutierrez, Toti Arboles, Carlos Sabafren, Emilio Estecha y el que tuvo a bien guardar durante casi 40 años esta maravilla, Luis Carlos Esteban. Hace un par de años en una conversación con Rafa, posteriormente fundador de los incombustibles Hombres G, me habló de una grabación hecha en unos desaparecidos estudios de la Plaza de Ramales en 1978, por intermediación de su hermano Felipe Lipe, bajista de los entonces deslumbrantes Tequila. Desde el principio me pareció una historia alucinante, por la edad de los componentes (cuando se grabó algunos tenían sólo 16 años), por quienes llegaron a ser (en sus filas estaban los futuros componentes de de bandas tan dispares como Parálisis Permanente, Hombres G y Olé Olé) pero sobre todo, porque me hizo ver que aún hay mucho por descubrir y recuperar. Afortunadamente el máster de esa grabación estaba bajo la custodia de Luis Carlos Esteban, y aún me emociono recordando la primera escucha de "Esto es", "Bombón helado", "Rodando por la escaleras" o "Me va la marcha" junto a ese hit inmediato y que me llegó a lo más profundo del alma "Patinete homicida".

A finales de Septiembre estará disponible. Se reactiva Canciones desde la tumba y yo, más que feliz. Por cosas así merece la pena todo, como dicen Plástico; "Tener mil problemas y dos soluciones". Pues eso.