MÉXICO!!!!

          Sabíamos que LOS FRESONES REBELDES tenían una buena legión de fans en México, sobre todo por las estadísticas a las que podemos acceder de las plataformas de streaming.  Como dato os diré que “Al amanecer” es la canción mas escuchada de todo el catálogo de Subterfuge en ese país, donde muchas de las referencias tienen un montón de adeptos. Aún así, lo que nos esperaba ver esos días superaría cualquier expectativa.

            Organizado por TERRÍCOLAS IMBECILES, promotora y disquera con nombre genial, la primera fecha que se sacó a la venta tardó poco más de media hora en venderse, 800 tickets para reventar una bonita sala llamada “Foro Indie Rocks”. Rápidamente se optó por una segunda fecha  que también se agotó al instante. Estaba claro que eso había que vivirlo y verlo con nuestros propios ojos. Así que, finalizando un año repleto de emociones y momentos más que especiales con todas las acciones del 25 Aniversario de Subterfuge, festival incluido - que propició precisamente la vuelta del combo barcelonés - ; Gema y un servidor preparamos las maletas para hacer un viaje, que por un lado nos reafirmaría en lo afortunados que somos por hacer lo que hacemos, porque no hay mayor alianza de civilizaciones que la música, y por otro, para enamorarnos hasta las trancas de un país y de su gente, que ya forma parte de nuestro corazón.

            Aterrizamos de madrugada, así que no pudimos disfrutar de ese momento impresionante donde, desde las alturas, ves kilómetros y kilómetros de una ciudad interminable; tendría que ser a la vuelta cuando pudimos vivir esa increíble vivencia visual. Llegamos al barrio de Condesa, donde estaba nuestro hotel, dejamos las maletas y al poco rato ya estábamos dando cuenta de unos estupendos chilaquiles bien cargados de picante. Vale, tengo que reconocerlo, soy el tipo de persona que siempre se aplica el de “donde fueres, haz lo que vieres”, así que durante los días de mi estancia, confirmo que desayuné, comí y cené bien sazonado de diversas variedades de chile, a pesar de ello puedo confirmar qué volví entero y no sufrí accidente alguno a nivel digestivo o estomacal. Absolutamente fan de su comida, he disfrutado de enchiladas, de tacos de mil variedades, de mole, chilaquiles, chapulines, cochinita pibil, pozole y de carnitas, y por supuesto de su bebida , una cerveza estupenda, normal o en su versión michelada, el inevitable tequila y el mágico mezcal.

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            “Negro”, un viejo conocido para muchos de los que nos dedicamos a la música por aquí, se encargó de guiarnos mañana, tarde y noche. Y con él fuimos al primero de los conciertos de LOS FRESONES REBELDES donde además ejercía de DJ en el evento. Al llegar, pudimos comprobar de primera mano el funcionamiento del mundo de la piratería, con 2 o 3 stands y un amplio muestrario de camisetas, que por cierto tenían un diseño bien chulo y una calidad textil excelente, las cosas como son.

            La sala presentaba un ambientazo total  y nada más llegar conocimos a Héctor, un mexicano fan del sello y que lucía orgulloso una camiseta de MERCROMINA, oficial, del disco “Canciones de andar por casa”. Por cierto, los albaceteños universales también cuentan con una buena legión de fans que nos hacen plantear muy seriamente una expedición con ellos en meses venideros. El público, sorprendentemente joven y alejado del perfil nostálgico que esperábamos, no paro de corear cada una de las canciones, mientras Gema y yo intercambiábamos miradas emocionadas cargadas de estupefacción ante la magnitud de lo que sucedía y de ver a Felipe, Cristina, Inés y Sergi disfrutando como nunca. La segunda noche aun fue más especial dado que el sonido acompaño más y se pulieron detalles de la noche anterior. Una autentica triunfada.

            Aprovechando el viaje hicimos unas cuantas entrevistas con medios mexicanos como Reactor o Ibero , comprobando que, a diferencia de aquí,  poseen una salud envidiable a pesar de las convulsiones que sufre el sector. También tuvimos oportunidad de visitar a amigos como Camilo Lara y Lynn Fanchestein en las oficinas de CASSETTE , donde además celebraban la comida navideña, por lo que pudimos dar cuenta de unos estupendos tacos. Con Juan Vázquez “Frijolito”, peso pesado del staff de Sony España y su esposa Marian compartimos unos mezcales que nos supieron a gloria.  Y con Rodrigo Guardiola, cineasta y músico en ZOE, disfrutamos de buenas viandas autóctonas y mejores conversaciones, un tío grande. Otro viejo conocido, el escritor y periodista Borja Ilian , y que lleva ya casi 3 años viviendo allá, se convirtió en el mejor de los cicerones junto a su pareja Nuria , descubriéndonos un montón de sitios fantásticos como la plaza del Zócalo, la monumental de México o el mercado de Lagunilla, un auténtico paraíso donde toda la expedición hispana dio rienda suelta a sus impulsos consumistas. Muchas gracias Borja.

            Viaje relámpago, pero de los que calan y mucho. En marzo volveremos al “Vive Latino” , el festival mas importante de Latinoamérica, que este año cuenta con Los Fresones en su cartel y que aprovecharemos para profundizar más y estrechar lazos. Una experiencia inolvidable en un país maravilloso, donde nos sentimos como en casa y donde ni sufrimos, ni vimos ninguna situación complicada, mas allá de un claro ambiente de resquemor hacia un gobierno que les miente desde siempre y con un presidente que se esconde ante, por ejemplo, un caso tan flagrante y demoledor como ha sido la desaparición de “Los 43”.

            Unas líneas que no puedo sino terminar con un “Qué viva México cabrones!”, por que ahora si sé lo que significa..


Olor a Vinagre

Si hay una cosa de comer que me gusta, y mucho, son los encurtidos o variantes. Tanto el sabor, como el olor me transporta a recuerdos de la más tierna infancia.

A mi padre era algo que le chiflaba, así que no había sábado por la mañana, en el que no organizara una expedición hacia una tiendilla que había en la calle Ponzano, cerca de nuestra casa de Alonso Cano, en el corazón del barrio de Chamberí. Apenas llegaba al mostrador y  siempre me tenía que poner de puntillas para recibir un presente de parte de la tendera; pero era entrar y dejarme embriagar por esa sinfonía de olor a vinagre y todos esos recipientes repletos de guindillas, cebolletas, banderillas, pepinillos, berenjenas de Almagro y toda esa estupenda selección de pescados en salazón, como esa maravilla gastronómica que es la sardina “vieja”.

Mientras mis amigos preferían una bolsa con regalices, palotes y chicles “Cheiw”, yo era feliz con mi bolsa de cebolletas, a la que como un ritual, al final siempre le hacía un agujerito, para tomarme el líquido a modo de “bota”, cosa que no le hacía ni puñetera gracia a mi madre, porque lo frecuente era que ese liquidillo, dada mi poca pericia, acabara impregnando mi ropa.

Una amiga de esas que quiero mucho y que se llama Cecilia, me contaba una hilarante historia alrededor de todo esto, y que básicamente era que en uno de sus embarazos y a modo de antojo, le dio por consumir pepinillos a todas horas, e iba conduciendo por Madrid con una bolsa siempre a su lado bien repleta a la que atacaba sin piedad en los semáforos.

Esa obsesión no se convirtió en abominación, y  como además de buena amiga, es una excelente anfitriona, siempre que organiza un sarao en su casa, nunca falta género macerado en vinagre.

Aún hoy me detengo siempre en los puestos de los mercados donde venden este exquisito manjar, y deslumbra con ese muestrario cromático que hipnotiza.

Desgraciadamente las tiendas de barrio ya no existen, ahora son chinos y todos venden lo mismo. Eso sí, afortunadamente en los bares siempre hay oferta y pocas cosas son comparables a una caña bien tirada, acompañada de un platito con una selección de variantes. Y cada vez que lo hago, me acuerdo de mi padre, me acuerdo de esa tienda de barrio, de mi niñez y de ese olor que activa mi pituitaria y la máquina de los recuerdos que nunca volverán, pero que siempre estarán con nosotros.